BUENOS AIRES (Télam) -- Estudiantes de La Plata derrotó el sábado a Boca Juniors por 1-0, con una actuación convincente en la cancha de Quilmes, y consolidó sus aspiraciones de pelear el campeonato Apertura de fútbol.
La victoria, legítima, más amplia en los merecimientos que en el marcador, fue obra de un gol convertido por Marcos Rojo, al minuto del primer tiempo.
Estudiantes sumó 16 puntos en la clasificación y puede alcanzar la punta del campeonato si el miércoles derrota a Gimnasia en clásico platense, en el partido pendiente de la cuarta fecha.
El equipo local ejerció una nítida supremacía en el juego ante un opaco y fantasmagórico equipo de Boca.
Contó con la ventaja de un gol tempranero, en el minuto inicial, con un zurdazo cruzado de Rojo desde el sector izquierdo, tras un pase de Enzo Pérez, que se clavó en el ángulo del arco defendido por Cristian Lucchetti.
Boca no tuvo reacción. Sus mediocampistas no recuperaban la pelota y, cuando les llegaba, no eran capaces de generar un juego colectivo con alguna dosis de audacia y desequilibrio.
En ese contexto, Estudiantes, con un juego de equipo más sólido y consistente, siempre estuvo más cerca del arco rival.
En el segundo tiempo, obligado por el marcador, Boca asumió más riesgos y se adelantó en el terreno de juego.
El entrenador del cuadro visitante, Claudio Borghi, ordenó los ingresos de Marcelo Cañete, Orlando Gaona Lugo y Pablo Mouche para que su equipo cobrara mayor protagonismo ofensivo.
Estudiantes, sin embargo, no perdió el control. Rodrigo Braña y Juan Verón fueron los dueños del mediocampo: marcaron los tiempos del partido y e impusieron el ritmo de juego.
La victoria, al cabo, fue inobjetable porque Boca exhibió una imagen opaca que en ningún momento amenazó el triunfo local.
La victoria, legítima, más amplia en los merecimientos que en el marcador, fue obra de un gol convertido por Marcos Rojo, al minuto del primer tiempo.
Estudiantes sumó 16 puntos en la clasificación y puede alcanzar la punta del campeonato si el miércoles derrota a Gimnasia en clásico platense, en el partido pendiente de la cuarta fecha.
El equipo local ejerció una nítida supremacía en el juego ante un opaco y fantasmagórico equipo de Boca.
Contó con la ventaja de un gol tempranero, en el minuto inicial, con un zurdazo cruzado de Rojo desde el sector izquierdo, tras un pase de Enzo Pérez, que se clavó en el ángulo del arco defendido por Cristian Lucchetti.
Boca no tuvo reacción. Sus mediocampistas no recuperaban la pelota y, cuando les llegaba, no eran capaces de generar un juego colectivo con alguna dosis de audacia y desequilibrio.
En ese contexto, Estudiantes, con un juego de equipo más sólido y consistente, siempre estuvo más cerca del arco rival.
En el segundo tiempo, obligado por el marcador, Boca asumió más riesgos y se adelantó en el terreno de juego.
El entrenador del cuadro visitante, Claudio Borghi, ordenó los ingresos de Marcelo Cañete, Orlando Gaona Lugo y Pablo Mouche para que su equipo cobrara mayor protagonismo ofensivo.
Estudiantes, sin embargo, no perdió el control. Rodrigo Braña y Juan Verón fueron los dueños del mediocampo: marcaron los tiempos del partido y e impusieron el ritmo de juego.
La victoria, al cabo, fue inobjetable porque Boca exhibió una imagen opaca que en ningún momento amenazó el triunfo local.