El de los Rockets dio la cara para quebrar, no sin dramas, a un peleador Angola, seguir invicto y asegurarnos un lugar en octavos. Argentina tiene día libre, mañana le toca Jordania.
Fue para Luis Scola un regreso en la máquina del tiempo a sus 12 años, cuando jugaba en los mini de Ciudad y su papá lo comparaba con Shaq O’Neal, porque les sacaba más de una cabeza a los rivales. Agarraba todas las pelotas, iba de un aro al otro y la volcaba con un saltito. Esta vez hubo tres jugadores de Angola (Gomes, Ambrosio y Mingas) que terminaron tan frustrados como esos nenes.
Scola dio otra clase para guiar a la Selección a su tercera victoria consecutiva en el comienzo del Mundial, que lo tiene como una de sus caras en los afiches para promocionarlo por toda Turquía y lo proyecta como uno de los candidatos a levantar la copa en Estambul. Sus manos aportaron 32 puntos en el 91-70 ante un rival luchador al igual que los nenes que ni le llegaban a los hombros.
“Tenemos que respetar a todos los equipos. Angola hizo un buen planteo, metió tiros y jugó bien. Se nos puso en partido porque nosotros jugamos mal. Recién al final pudimos sacarlo adelante”, dijo el capitán mientras los africanos le pasaban por al lado con los ojos bien abiertos. Sólo les faltaba pedirle un autógrafo al ala pivote de Houston. “Me siento bien”, confiesa Luifa. Pero mucho más no habla de su partido. Eso que sólo una vez había metido más puntos con la camiseta argentina: 37 frente a Rusia en los Juegos de Pekín 2008 (en el Sub 21 le había clavado 42 a Croacia en el Mundial 2001). En el primer cuarto contra Angola, clavó 15 consecutivos y terminó con 17, sobre los 23 del equipo. La conexión con Prigioni estuvo aceitada.
Scola recién pudo descansar a 1m50 del PT por el ingreso de Juan Gutiérrez. En la noche tuvo que jugar 32 de los 40 minutos (en el torneo promedia 33.3, como Carlitos Delfino) pese a que en la previa se esperaba un merecido descanso después de dos batallas durísimas. El tercer cuarto lo arrancó en el banco, entró a 5m40 y con cuatro puntitos selló el 64-59. Angola preocupaba a la Selección: “No nos sobra nada. Tenemos que trabajar todos los partidos por igual. Esa es la realidad”.
En el último puso su granito para el decisivo parcial de 18-0: metió un doble entre tres defensores (80-59) y sumó otro más libre extra (85-61). Hernández lo cambió de nuevo por Leo Gutiérrez, cuando estaba 87-69 y faltaba apenas 1m40, sin saber que había quedado a tres puntos del récord argentino en un Mundial (los 35 del Caña Desimone a México en el 63). Pero a Luifa no le importan los números personales. Ni que con 27.7 se ubique segundo en la tabla detrás del neocelandés Kirk Penney (29, con un partido menos).
“Lo primero que tenemos que aceptar es nuestra realidad. Vamos a tener que pelear todos los partidos. Hoy en día no somos una aplanadora que saca 40 puntos de diferencia en el primer tiempo”, baja línea el capitán para que se festeje cada victoria. Le preguntaron si había visto otros partidos: “No, porque siempre jugamos en el último turno. Los demás resultados no me interesan. Sabemos que si ganamos todo somos campeones. Es la única cuenta que sacamos”.
Fue para Luis Scola un regreso en la máquina del tiempo a sus 12 años, cuando jugaba en los mini de Ciudad y su papá lo comparaba con Shaq O’Neal, porque les sacaba más de una cabeza a los rivales. Agarraba todas las pelotas, iba de un aro al otro y la volcaba con un saltito. Esta vez hubo tres jugadores de Angola (Gomes, Ambrosio y Mingas) que terminaron tan frustrados como esos nenes.
Scola dio otra clase para guiar a la Selección a su tercera victoria consecutiva en el comienzo del Mundial, que lo tiene como una de sus caras en los afiches para promocionarlo por toda Turquía y lo proyecta como uno de los candidatos a levantar la copa en Estambul. Sus manos aportaron 32 puntos en el 91-70 ante un rival luchador al igual que los nenes que ni le llegaban a los hombros.
“Tenemos que respetar a todos los equipos. Angola hizo un buen planteo, metió tiros y jugó bien. Se nos puso en partido porque nosotros jugamos mal. Recién al final pudimos sacarlo adelante”, dijo el capitán mientras los africanos le pasaban por al lado con los ojos bien abiertos. Sólo les faltaba pedirle un autógrafo al ala pivote de Houston. “Me siento bien”, confiesa Luifa. Pero mucho más no habla de su partido. Eso que sólo una vez había metido más puntos con la camiseta argentina: 37 frente a Rusia en los Juegos de Pekín 2008 (en el Sub 21 le había clavado 42 a Croacia en el Mundial 2001). En el primer cuarto contra Angola, clavó 15 consecutivos y terminó con 17, sobre los 23 del equipo. La conexión con Prigioni estuvo aceitada.
Scola recién pudo descansar a 1m50 del PT por el ingreso de Juan Gutiérrez. En la noche tuvo que jugar 32 de los 40 minutos (en el torneo promedia 33.3, como Carlitos Delfino) pese a que en la previa se esperaba un merecido descanso después de dos batallas durísimas. El tercer cuarto lo arrancó en el banco, entró a 5m40 y con cuatro puntitos selló el 64-59. Angola preocupaba a la Selección: “No nos sobra nada. Tenemos que trabajar todos los partidos por igual. Esa es la realidad”.
En el último puso su granito para el decisivo parcial de 18-0: metió un doble entre tres defensores (80-59) y sumó otro más libre extra (85-61). Hernández lo cambió de nuevo por Leo Gutiérrez, cuando estaba 87-69 y faltaba apenas 1m40, sin saber que había quedado a tres puntos del récord argentino en un Mundial (los 35 del Caña Desimone a México en el 63). Pero a Luifa no le importan los números personales. Ni que con 27.7 se ubique segundo en la tabla detrás del neocelandés Kirk Penney (29, con un partido menos).
“Lo primero que tenemos que aceptar es nuestra realidad. Vamos a tener que pelear todos los partidos. Hoy en día no somos una aplanadora que saca 40 puntos de diferencia en el primer tiempo”, baja línea el capitán para que se festeje cada victoria. Le preguntaron si había visto otros partidos: “No, porque siempre jugamos en el último turno. Los demás resultados no me interesan. Sabemos que si ganamos todo somos campeones. Es la única cuenta que sacamos”.