Argentina 78 - Alemania 74 :
Con un Carlitos todoterreno, la fuerza interior de Scola, Oberto y Gutiérrez, más las agallas del pequeño Cequeira, Argentina sacó adelante un difícil debut mundialista.
"Me rompiste la copa!”, le miente Carlitos Delfino a una voluntaria que sin querer le tira su bolsito al piso a la salida del vestuario. Cabeza larga una carcajada, habla por segunda vez con los periodistas y sorprende con la pregunta: “¿Cuántos puntos hice?”. Quizás haya perdido la cuenta por meter tantos...
Lo que sí tenía claro Delfino era que empezaba a festejar su cumpleaños justo unos minutos después de la victoria sobre Alemania, cuando el micro sacaba al equipo del Kadir Has Arena y lo llevaba hacia el Hilton con la custodia de un patrullero. Otro motivo para festejar: metió 27 puntos y llegó a 28 años. ¿Regalo? “Se lo hice a mi familia que vio el partido en Santa Fe. Ahora me tienen que mandar algo a mí...”, pide.
Pero el escolta de los Bucks además asegura que casi se lo hacen a Alemania por no liquidarlo antes: “Tuvimos tres veces para quebrarlo. Me voy un poco caliente porque no pudimos hacerlo pese a nuestra experiencia. Volvieron al juego y nos complicaron demasiado. No nos puede pasar de nuevo, por la jerarquía que tenemos y el tiempo que llevamos juntos. Debemos corregirlo. Hay que ser regulares si queremos estar bien en un torneo que va a ser parejísimo por los resultados que se dieron”.
Lo que no necesita correción es la puntería de Carlitos, que explotó con 11 puntos en el tercer cuarto y liquidó el partido con 6-8 libres en el último. “Lo más importante es el triunfo. Superamos la ansiedad del primer partido. En los últimos años nos había costado el debut”, recuerda. Su cuarto triple había dado la ventaja máxima de 14 (63-49) a 1m50 para el cierre del tercero. Pero tuvo que aparecer de nuevo. Tras el robo de Jasen, clavó dos libres y tranquilizó a todos, a diez segundos del final.
El nivel de Delfino hace que pocos pregunten por Manu Ginóbili. El último había sido el encargado del centro de prensa al entregarle la acreditación a Leandro, el hermano mayor, que comenta para la tele y también disfruta del santafesino. El 10, sin embargo, baja el perfil y prefiere lo colectivo: “Mientras ganemos que la meta Hernández... Lo mío sirve solamente si el equipo consigue la victoria”.
Alemania lo hizo transpirar bastante: “Hay que darles mérito a ellos porque nos forzaron a usar planes B en nuestros sistemas. Por momentos tuvimos picos altos. Cuando somos un equipo largo no nos pueden contener. Los chicos del banco respondieron en momentos importantes. La entrada de Junior (Cequeira) nos dio piernas. Paolo (Quinteros), Leo (Gutiérrez) y Hernán (Jasen) también tuvieron buenos ingresos”.
Carlitos festejó el triunfo, levantó el bolsito del piso y habló del próximo rival: “Australia es otro partido difícil. Para nosotros son todas finales. Lo importante es que ganamos la primera contra un equipo durísimo. Ahora hay tiempo para corregir los errores”. Pero antes tiene que hacer otra cosa: soplar la velita y pedir tres deseos. Uno se cae de maduro. No le rompan la copa. Y menos la ilusión...
Argentina 74 - Australia 72:
Otra vez Argentina ganó sufriendo (74-72), como vs. Alemania. Después de estar abajo todo el partido y entrar abajo en el último cuarto, tuvo reacción contra Australia con un Scola goleador y sigue arriba en el Grupo A del Mundial.
Ya había avisado después del debut el santafesino Carlos Delfino: "Los vamos a hacer sufrir un poco, eh", le dijo a un grupo de periodistas que esperan en la zona mixta del estadio. Y hasta la última bola, luego de que el lanzamiento de tres puntos de Adam Gibson salió rebotado del aro, se cortaron clavos excesivamente para ganar 74-72. A esa situación se llegó por un error más de Hernán Jasen, cuando quedaban tres segundos, al perder la pelota en el saque de mitad de cancha. Los australianos, con la última posesión, estuvieron a medio centímetro del triunfo.
Nuevamente, como en el debut, el rival se ocupó de clausurar todos los posibles caminos ofensivos de la Selección, que no son muchos: juego en pareja de Pablo Prigioni y Luis Scola; acciones individuales de Carlos Delfino y poco más. Ausente Fabricio Oberto, con indigestión, mucho más se dependió del tridente mencionado.
Así y con una llamativa efectividad del base Patrick Mills (15 puntos en la primera mitad), fluidez ofensiva y ajustada defensa contra las mejores armas argentinas, Australia llevó con comodidad el resultado. Por lo mostrado por cada uno, a los 26 minutos, el equipo océanico se escapó a diez (53-43), un diferencia bien merecida.
Otro partido comenzó entonces, incluso con Delfino en el banco reservado por cuatro faltas. Fue cuando además de la solitaria producción ofensiva de Scola (31 puntos), apareció Leonardo Gutiérrez para meter sus conocidos bombazos: fueron tres triples en el último cuarto. Con el segundo alcanzó para pasar por primera vez al frente, por 60-59, cuando quedaban 6m22s.
Dos libres más de Scola (9 de 10) y un triple esquinado de Prigioni (3 de 5, siete asistencias), fueron determinantes para llegar a un final menos dramático del que se vivió aquí, por un error impensado en un momento de altísima tensión.
Nuevamente, como en el debut, lo mejor para Argentina fue conseguir la victoria, sin perder la garra, el corazón y mantener la fortaleza mental. El juego de equipo todavía sigue en deuda, en un torneo parejísimo.
Con un Carlitos todoterreno, la fuerza interior de Scola, Oberto y Gutiérrez, más las agallas del pequeño Cequeira, Argentina sacó adelante un difícil debut mundialista.
"Me rompiste la copa!”, le miente Carlitos Delfino a una voluntaria que sin querer le tira su bolsito al piso a la salida del vestuario. Cabeza larga una carcajada, habla por segunda vez con los periodistas y sorprende con la pregunta: “¿Cuántos puntos hice?”. Quizás haya perdido la cuenta por meter tantos...
Lo que sí tenía claro Delfino era que empezaba a festejar su cumpleaños justo unos minutos después de la victoria sobre Alemania, cuando el micro sacaba al equipo del Kadir Has Arena y lo llevaba hacia el Hilton con la custodia de un patrullero. Otro motivo para festejar: metió 27 puntos y llegó a 28 años. ¿Regalo? “Se lo hice a mi familia que vio el partido en Santa Fe. Ahora me tienen que mandar algo a mí...”, pide.
Pero el escolta de los Bucks además asegura que casi se lo hacen a Alemania por no liquidarlo antes: “Tuvimos tres veces para quebrarlo. Me voy un poco caliente porque no pudimos hacerlo pese a nuestra experiencia. Volvieron al juego y nos complicaron demasiado. No nos puede pasar de nuevo, por la jerarquía que tenemos y el tiempo que llevamos juntos. Debemos corregirlo. Hay que ser regulares si queremos estar bien en un torneo que va a ser parejísimo por los resultados que se dieron”.
Lo que no necesita correción es la puntería de Carlitos, que explotó con 11 puntos en el tercer cuarto y liquidó el partido con 6-8 libres en el último. “Lo más importante es el triunfo. Superamos la ansiedad del primer partido. En los últimos años nos había costado el debut”, recuerda. Su cuarto triple había dado la ventaja máxima de 14 (63-49) a 1m50 para el cierre del tercero. Pero tuvo que aparecer de nuevo. Tras el robo de Jasen, clavó dos libres y tranquilizó a todos, a diez segundos del final.
El nivel de Delfino hace que pocos pregunten por Manu Ginóbili. El último había sido el encargado del centro de prensa al entregarle la acreditación a Leandro, el hermano mayor, que comenta para la tele y también disfruta del santafesino. El 10, sin embargo, baja el perfil y prefiere lo colectivo: “Mientras ganemos que la meta Hernández... Lo mío sirve solamente si el equipo consigue la victoria”.
Alemania lo hizo transpirar bastante: “Hay que darles mérito a ellos porque nos forzaron a usar planes B en nuestros sistemas. Por momentos tuvimos picos altos. Cuando somos un equipo largo no nos pueden contener. Los chicos del banco respondieron en momentos importantes. La entrada de Junior (Cequeira) nos dio piernas. Paolo (Quinteros), Leo (Gutiérrez) y Hernán (Jasen) también tuvieron buenos ingresos”.
Carlitos festejó el triunfo, levantó el bolsito del piso y habló del próximo rival: “Australia es otro partido difícil. Para nosotros son todas finales. Lo importante es que ganamos la primera contra un equipo durísimo. Ahora hay tiempo para corregir los errores”. Pero antes tiene que hacer otra cosa: soplar la velita y pedir tres deseos. Uno se cae de maduro. No le rompan la copa. Y menos la ilusión...
Argentina 74 - Australia 72:
Otra vez Argentina ganó sufriendo (74-72), como vs. Alemania. Después de estar abajo todo el partido y entrar abajo en el último cuarto, tuvo reacción contra Australia con un Scola goleador y sigue arriba en el Grupo A del Mundial.
Ya había avisado después del debut el santafesino Carlos Delfino: "Los vamos a hacer sufrir un poco, eh", le dijo a un grupo de periodistas que esperan en la zona mixta del estadio. Y hasta la última bola, luego de que el lanzamiento de tres puntos de Adam Gibson salió rebotado del aro, se cortaron clavos excesivamente para ganar 74-72. A esa situación se llegó por un error más de Hernán Jasen, cuando quedaban tres segundos, al perder la pelota en el saque de mitad de cancha. Los australianos, con la última posesión, estuvieron a medio centímetro del triunfo.
Nuevamente, como en el debut, el rival se ocupó de clausurar todos los posibles caminos ofensivos de la Selección, que no son muchos: juego en pareja de Pablo Prigioni y Luis Scola; acciones individuales de Carlos Delfino y poco más. Ausente Fabricio Oberto, con indigestión, mucho más se dependió del tridente mencionado.
Así y con una llamativa efectividad del base Patrick Mills (15 puntos en la primera mitad), fluidez ofensiva y ajustada defensa contra las mejores armas argentinas, Australia llevó con comodidad el resultado. Por lo mostrado por cada uno, a los 26 minutos, el equipo océanico se escapó a diez (53-43), un diferencia bien merecida.
Otro partido comenzó entonces, incluso con Delfino en el banco reservado por cuatro faltas. Fue cuando además de la solitaria producción ofensiva de Scola (31 puntos), apareció Leonardo Gutiérrez para meter sus conocidos bombazos: fueron tres triples en el último cuarto. Con el segundo alcanzó para pasar por primera vez al frente, por 60-59, cuando quedaban 6m22s.
Dos libres más de Scola (9 de 10) y un triple esquinado de Prigioni (3 de 5, siete asistencias), fueron determinantes para llegar a un final menos dramático del que se vivió aquí, por un error impensado en un momento de altísima tensión.
Nuevamente, como en el debut, lo mejor para Argentina fue conseguir la victoria, sin perder la garra, el corazón y mantener la fortaleza mental. El juego de equipo todavía sigue en deuda, en un torneo parejísimo.