Entre lágrimas, el Chapu Nocioni apeló a las palabras de Diego para expresar su tristeza: los Sixers, su nuevo equipo de la NBA, lo bajaron del Mundial por la lesión.
Cuando bajó del micro patente 34 ENB 45, el que llevó a la Selección de Ankara a Kayseri, Andrés Nocioni camufló su tristeza con unos lentes oscuros y entró discretamente al hotel. Hasta las 3 de la mañana se había quedado hablando con Sergio Hernández. A las 9, en el desayuno, el Oveja lo vio nuevamente: “Me comentó algo y me imaginé una buena noticia”. Pero no. La pesadilla era realidad.
Dos horas más tarde, ante sólo nueve periodistas en un salón del Hotel Hilton, el Chapu anunció su baja para el Mundial. La orden de Philadelphia -su flamante equipo tras dejar Sacramento-, amparada en una nueva cláusula de la NBA, le dio tanta impotencia que se le escaparon unas lágrimas. “Yo quiero tratar de que esto no afecte al equipo. En este momento no ayuda para nada. No sé qué voy a hacer. Si vuelvo a la Argentina y veo el Mundial como un hincha más, me va a costar una barbaridad... Me duele en el corazón”. Ahí, no aguantó y se quebró.
El miércoles había recibido un llamado desde Estados Unidos. Jack McPhilemy, el director médico de los Sixers, no estaba contento con la resonancia que le habían hecho al alero en Logroño. “No le gustaba lo que vio. Sintió que Andrés no debería jugar, aunque él se siente identificado con su país y nos manifiesta sus ganas. En este caso no es prudente que juegue”, dijo Rod Thorn (presidente de la franquicia) en una nota publicada por el Inquirer antes de que Nocioni arribara a esta ciudad.
Ante ese pedido teñido de orden, el Chapu se plantó firme y respondió desde Turquía: “Yo quiero jugar. La única manera de que me dejen afuera del Mundial es por la vía legal”. Los Sixers apelaron al reglamento: el inciso C de la cláusula I en los nuevos contratos NBA dice que no se le permite a un jugador participar con su Selección cuando haya una preocupación médica razonable. Contra un papel firmado no se puede pelear.
“Tienen el derecho de prohibirme jugar el Mundial. El entrenador (Doug Collins) estaba de acuerdo con que siguiera. Pero los médicos aconsejan que no juegue porque es de alto riesgo. Piensan que se puede agravar. O producir una lesión que termine en una operación. Hicieron lo que cualquier club tiene que hacer. Respeto la decisión porque según ellos estaba en riesgo mi futuro. Y creen que soy gran parte del proyecto”, dijo el santafesino tratando de explicar la postura de los Sixers.
-¿No te dejaron la chance de seguir con la recuperación y jugar la segunda parte del torneo? -No. Recomiendan de cuatro a cinco semanas de inactividad total. Sin ningún tipo de impacto. Cuando vieron la segunda resonancia, inmediatamente me pidieron que parara de entrenarme. Yo traté de explicarles que me sentía bien, que no sentía dolor y había una mejora importante, pero dicen que puedo aguantar el dolor... Me rompieron la ilusión. Hace mucho que vengo pensando en este Mundial porque mis últimas temporadas no fueron de lo mejor. Me cortaron las piernas.
El enojo del Chapu también es por la forma. En Philadelphia habían visto un video de Olé con su entrenamiento en Logroño antes del partido con Brasil, pero manejaron todo a la distancia y se apoyaron en las imágenes de dos amistosos: “Me duele que no vengan a ver cómo reacciono. Piensan que no me manejaba normal en la cancha. Molesta que me hayan hecho estar 20 días con la ilusión del Mundial”.
El esguince grave de grado 2 en su tobillo izquierdo se produjo el 31 de julio en Salta. En Ankara, el alero jugó 19 minutos contra Canadá y 13 minutos ante Líbano hasta que salió por un golpe. La resonancia, efectuada el 18 en Logroño, muestra un edema en la tibia. Eso hizo saltar a los Sixers: “Era lo único que les preocupaba. Creen que no llego en condiciones al comienzo de los entrenamientos. Ellos obviamente no quieren que juegue, aunque les asegure que me siento bien”.
A la noche, la Selección realizó su primera práctica en Kayseri y el Chapu se quedó en su habitación del Hilton, todavía masticando bronca por la decisión de Philadelphia: “Lo que queda es recuperarme, apoyar al equipo en este Mundial y pensar en el Preolímpico. Nada más”. Se lo va a extrañar en Turquía. El ya quiere revancha en Mar del Plata dentro de un año.
Fuente: Ole.com.ar
Cuando bajó del micro patente 34 ENB 45, el que llevó a la Selección de Ankara a Kayseri, Andrés Nocioni camufló su tristeza con unos lentes oscuros y entró discretamente al hotel. Hasta las 3 de la mañana se había quedado hablando con Sergio Hernández. A las 9, en el desayuno, el Oveja lo vio nuevamente: “Me comentó algo y me imaginé una buena noticia”. Pero no. La pesadilla era realidad.
Dos horas más tarde, ante sólo nueve periodistas en un salón del Hotel Hilton, el Chapu anunció su baja para el Mundial. La orden de Philadelphia -su flamante equipo tras dejar Sacramento-, amparada en una nueva cláusula de la NBA, le dio tanta impotencia que se le escaparon unas lágrimas. “Yo quiero tratar de que esto no afecte al equipo. En este momento no ayuda para nada. No sé qué voy a hacer. Si vuelvo a la Argentina y veo el Mundial como un hincha más, me va a costar una barbaridad... Me duele en el corazón”. Ahí, no aguantó y se quebró.
El miércoles había recibido un llamado desde Estados Unidos. Jack McPhilemy, el director médico de los Sixers, no estaba contento con la resonancia que le habían hecho al alero en Logroño. “No le gustaba lo que vio. Sintió que Andrés no debería jugar, aunque él se siente identificado con su país y nos manifiesta sus ganas. En este caso no es prudente que juegue”, dijo Rod Thorn (presidente de la franquicia) en una nota publicada por el Inquirer antes de que Nocioni arribara a esta ciudad.
Ante ese pedido teñido de orden, el Chapu se plantó firme y respondió desde Turquía: “Yo quiero jugar. La única manera de que me dejen afuera del Mundial es por la vía legal”. Los Sixers apelaron al reglamento: el inciso C de la cláusula I en los nuevos contratos NBA dice que no se le permite a un jugador participar con su Selección cuando haya una preocupación médica razonable. Contra un papel firmado no se puede pelear.
“Tienen el derecho de prohibirme jugar el Mundial. El entrenador (Doug Collins) estaba de acuerdo con que siguiera. Pero los médicos aconsejan que no juegue porque es de alto riesgo. Piensan que se puede agravar. O producir una lesión que termine en una operación. Hicieron lo que cualquier club tiene que hacer. Respeto la decisión porque según ellos estaba en riesgo mi futuro. Y creen que soy gran parte del proyecto”, dijo el santafesino tratando de explicar la postura de los Sixers.
-¿No te dejaron la chance de seguir con la recuperación y jugar la segunda parte del torneo? -No. Recomiendan de cuatro a cinco semanas de inactividad total. Sin ningún tipo de impacto. Cuando vieron la segunda resonancia, inmediatamente me pidieron que parara de entrenarme. Yo traté de explicarles que me sentía bien, que no sentía dolor y había una mejora importante, pero dicen que puedo aguantar el dolor... Me rompieron la ilusión. Hace mucho que vengo pensando en este Mundial porque mis últimas temporadas no fueron de lo mejor. Me cortaron las piernas.
El enojo del Chapu también es por la forma. En Philadelphia habían visto un video de Olé con su entrenamiento en Logroño antes del partido con Brasil, pero manejaron todo a la distancia y se apoyaron en las imágenes de dos amistosos: “Me duele que no vengan a ver cómo reacciono. Piensan que no me manejaba normal en la cancha. Molesta que me hayan hecho estar 20 días con la ilusión del Mundial”.
El esguince grave de grado 2 en su tobillo izquierdo se produjo el 31 de julio en Salta. En Ankara, el alero jugó 19 minutos contra Canadá y 13 minutos ante Líbano hasta que salió por un golpe. La resonancia, efectuada el 18 en Logroño, muestra un edema en la tibia. Eso hizo saltar a los Sixers: “Era lo único que les preocupaba. Creen que no llego en condiciones al comienzo de los entrenamientos. Ellos obviamente no quieren que juegue, aunque les asegure que me siento bien”.
A la noche, la Selección realizó su primera práctica en Kayseri y el Chapu se quedó en su habitación del Hilton, todavía masticando bronca por la decisión de Philadelphia: “Lo que queda es recuperarme, apoyar al equipo en este Mundial y pensar en el Preolímpico. Nada más”. Se lo va a extrañar en Turquía. El ya quiere revancha en Mar del Plata dentro de un año.
Fuente: Ole.com.ar